Puede que ahora no suenen tanto, pero las Tulipas de Concepción hace algunos años fueron uno de esos temas que se tomaron la agenda en la capital del Biobío. La iniciativa fue de la alcaldesa Jacqueline Van Rysselberghe y el objetivo era encontrar la manera de que el paseo peatonal quedara protegido de la lluvia.
El proyecto fue lanzado oficialmente en diciembre del 2008. Pese a que tenía inicialmente un plazo de ejecución de 250 días, sólo se inauguró después del gran terremoto del 2010, que para ser justos también llegó a complicar la puesta en funcionamiento de esta infraestructura.
Proyectos de Tulipas para Concepción
Se barajaron varias opciones, incluso se estudio la posibilidad de instalar estos elementos frente al Hotel el Araucano como muestra esta fotografía de archivo.

Finalmente se resolvió instalarlas en el paseo peatonal penquista y para ello se inició una negociación con la empresa privada. Tras muchos “tiras y aflojas”, la administración municipal de aquella época logró que las grandes tiendas comerciales del paseo (Falabella y otras) financiaran el proyecto.

Sergio Baeriswyl “el gran arquitecto”
Durante los años que este proyecto estuvo en el centro de la noticia, había un profesional de la arquitectura que lo empujaba en la Municipalidad de Concepción. Se trata de Sergio Baeriswyl, quien, recordemos, es uno de los profesionales más importantes de su rubro en el Biobío.
Baeriswyl recordó junto a Sala de Prensa los inicios de las Tulipas. “Para nosotros siempre se concibió como paseo de invierno, que permitiera generar condiciones un poquito más protegidas frente a la inclemencia del tiempo. La comunidad lo ha ido llamando con el tiempo tulipas y ese pareciera ser ya el nombre con el cual la mayoría de las personas lo reconoce. Fue un proyecto experimental, financiado con recursos privados, que costó mucho la verdad poder construir, porque tenía cierta tecnología desconocida de nivel local. Creo que el proyecto tiene para muchos algunas debilidades, para otros algunos encantos”, partió señalando.
Sobre el rechazo que tuvo la iniciativa, Baeriswyl cree “que es un proyecto que de a poco ha ido ganando un pequeño espacio en la imagen, en la identidad de la ciudad. Es un proyecto que siempre, de sus orígenes, se concibió para eventualmente ser retirado. Efectivamente es una estructura que está concebida en su diseño para eventualmente ser retirado, pero creo que la comunidad con el tiempo la ha ido integrando dentro de su imaginario urbano y bueno. Es interesante seguir viendo cómo seguir mejorando los espacios públicos de la ciudad y especialmente frente a las condiciones climáticas que tenemos”, concluyó.
