Diosa romana y escudo errado: los secretos de la Plaza de la Independencia de Concepción

Plaza de la Independencia Concepción
Plaza de la Independencia de Concepción. De fondo, su peculiar pileta | Foto: Sala de Prensa

La Plaza de la Independencia de Concepción muestra, mediante su camino en los años, una importante parte de lo que significa Chile.

Tras el paso de los siglos, sigue siendo un punto neurálgico pencopolitano. Edificios gubernamentales, comercio y hasta la parada del tonto circundan al parque urbano. Es tan concurrida que hasta la contaminación acústica con prédicas por parlante llegó, pero menos mal la echaron.

Pero bien, vamos a la historia. Como todo lo que está en la actual capital regional, estaba en Penco. Y como todo lo que estaba en Penco entre 1550 y 1751, acabó destruido por subsecuentes terremotos y tsunamis. El definitivo, del 24 o 25 de mayo del último año mencionado, instó al traslado de Concepción a su actual ubicación.

Aunque originalmente se iba a mover para lo que es Punta de Parra, en Tomé, terminamos en el sitio actual. La Plaza de la Independencia nacía en su actual ubicación, en el valle de la Mocha.

El nombre, como es de esperarse, todavía no era “de la Independencia”. Chile, por ese entonces, no tenía la libertad ni independencia. Dominado por el Imperio Español, éramos apenas una Capitanía General dentro del Virreinato del Perú.

Ni medio siglo pasó del establecimiento de la plaza y se inscribió en la historia. Ya no era una plaza de armas cualquiera, como las que abundan en los pueblos y villorrios chilenos. Era la Plaza de la Independencia, y todo gracias al libertador Bernardo O’Higgins.

La declaración y el nombre de Plaza de la Independencia

El 1 de enero de 1818, el Padre de la Patria declaró la independencia de Chile en los Morrillos de Perales, en Talcahuano. Este lugar, por cierto, ahora se cae a pedazos y a nadie más que a unos pocos parece importarnos.

Como esta declaración era bastante “a la rápida”, el acto solemne tomó lugar ante el Ejército de la soberana República en la plaza de Concepción. Por esto, se le denominó Plaza de la Independencia, recogió la Municipalidad de Concepción. Hoy, un monolito recuerda dicho acto.

Ya en época de consolidación de la Nación, la plaza siguió siendo punto de reunión de los ciudadanos, al punto de convertirla en un centro social. Como es habitual, el parque vio crecer árboles, plantas y una pileta. Dichos elementos son símbolos de identidad local, aunque cada vez le pongan más cemento en vez de flora.

Pero centrémonos en la pileta. El belga Augusto Bleuze dirigió la creación de la fuente en 1856, mientras que el estanque que la rodea fue esculpida en piedra rosada por el sanrosendino Alejandro Strange. Sin embargo, la pileta guarda dos anécdotas relevantes.

Como es obvio, tenía que estar el escudo del país en la construcción. Ya saben, el cóndor y el huemul. Lo notorio y anecdótico es el hecho de que no es un huemul, sino un caballo.

Plaza de la Independencia 1860
Plaza de la Independencia en el año 1860 | Foto: Archivo Histórico de Concepción

Si bien se habla de un error por desconocimiento, ya que la fundieron en Liverpool, Inglaterra, en verdad en la época no había mucha uniformidad en el escudo. Otros elementos gráficos de la época también lucen sin mucho estupor un equino en vez del ciervo emblemático de nuestra patria.

Por otro lado, sobre de la pileta está una estatua de la diosa romana Ceres, equivalente a Deméter en la mitología griega. ¿Por qué poner una deidad pagana en una época conservadora católica? Pues es que Ceres es la diosa de la agricultura y la fertilidad, dos cualidades que marcaron el inicio y la consolidación de Concepción, el Biobío y el sur de Chile durante la época en que se construyó la fuente.

Hasta el día de hoy, el error del huemul no se arregla y ya no somos un emblema agrícola. ¿Habrá que renovarla acorde a los tiempos o la dejamos así siendo parte de su esencia?

Bueno, capaz que un terremoto nos obligue a movernos. Otra vez.