Un chofer del transporte público del Gran Concepción sufrió una brutal agresión por parte de un violento pasajero.
El pasado viernes 22 de agosto, el conductor de la máquina 003 de la línea 20 Nueva Llacolén se detuvo a recoger pasajeros en la avenida Los Carrera, en dirección a San Pedro de la Paz. En el paradero, subió al bus una pareja con una niña de no más de cinco o seis años.
A la hora de tomar asiento, el hombre intentó que la niña se sentara en el asiento de adelante, junto al chofer. Quien manejaba la máquina dijo, de buena forma, que es peligroso dejar a un menor de edad en ese lugar: un frenazo o accidente resultaría sumamente grave. Aquí se pudrió todo.
El padre de la menor se volteó y comenzó a agredir a puño limpio al conductor de la micro. Todo esto, frente a su propia hija. Mire el flor de papá, un ejemplo de vida. Cuando el chofer trató de detenerlo, el antisocial aumentó el nivel de los golpes a vista y paciencia de los pasajeros.
“¿Sabí quién soy yo?”, repitió el agresor mientras le pegaba. Y ahora todos sabemos: el registro se viralizó y se identificó a este angelito caído en redes sociales, desde su nombre a su dirección. Se desconoce si existe o existirá prontamente un proceso sancionatorio ante este ser de luz.
¿Quién tenía la razón?
Claramente, el chofer. Desde marzo de 2016, “se prohíbe el traslado de menores de 12 años en los asientos delanteros en automóviles, camionetas, camiones o similares”, indica la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito, CONASET.
En 2017, se añadió que “hasta cumplir 9 años (o estatura de 135 centímetros y 33 kilogramos de peso), las/os niñas/os deben viajar en un sistema de retención infantil en el asiento trasero de vehículos livianos. En simple, que si supera esos indicadores ya puede viajar adelante. Este no es el caso ni de cerca.