Deberíamos actualizar el dicho de “pasar gato por liebre” a “pasar caballa por jurel”, acorde a esta insólita denuncia.
Sí, no le estoy bromeando. Una grave denuncia golpeó sobre la mesa alimentaria del país, nunca mejor dicho. En las últimas horas, se comprobó que más de 30 millones de latas de jurel, en verdad parece que traían de todo menos jurel. Esta denuncia afecta a marcas vendidas como el tradicional pez nacional en almacenes de barrio, supermercados y, lo más grave, en establecimientos educacionales.
El abanico de problemas de este jurel trucho (juego de palabras) es amplísimo. Vayamos desmenuzando punto por punto. La presidenta de los Pescadores Industriales del Biobío, Macarena Cepeda, denunció ante la Seremi de Salud Metropolitana el hallazgo. Así, se apunta contra las marcas Coliseo, Barquito, Novamar y Acuenta por importar y etiquetar erróneamente (a sabiendas o no) otros peces como jurel.
En el área meramente científica, dos estudios determinaron la incongruencia entre el contenido del tarro y la etiqueta. El producto chino no es jurel (Trachurus murphyi) sino que pertenece a especies como la caballa, sardina española u otras. Las diferencias son notorias entre jurel y not-jurel; incluso, se detectaron distintas especies en una misma marca, por lo que se mezcla todo y se envasa sin declararse como tal.
Macarena Cepeda, la líder de la pesca industrial regional, señaló que este hallazgo representa “casi la mitad de los tarros comercializados en el mercado nacional”. Además, enfatizó en que “se está engañando al consumidor y dañando la fe pública”, porque la gente piensa que come jurel y en verdad no.

“Es una competencia desleal con las empresas nacionales que cumplen con la legislación vigente, que procesan materia prima chilena capturada con altos estándares de sostenibilidad y que generan miles de puestos de trabajo en comunas como Coronel y Talcahuano”, finalizó. En Coronel hasta tenemos un tarro de jurel chileno gigante. Otro día lo visitaremos y mostraremos en Sala de Prensa.
El impacto del jurel chino en colegios y potenciales sanciones
La denuncia en contra del jurel que no es jurel apunta directamente a tres infracciones sanitarias. Primero, la disposición de que el producto comercializado debe indicar la verdadera naturaleza del alimento y reportar su información nutricional. Segundo, la prohibición de importar alimentos alterados, contaminados, adulterados o falsificados. Tercero, y último, que la rotulación o publicidad del producto no contendrá palabras o ilustraciones que puedan inducir a engaños.
Mario Tapia, abogado patrocinante de la causa, espera que “el ‘jurel chino’ se comercialice bajo el nombre que corresponda a lo que realmente es y que se haga una correcta referencia a sus valores nutricionales”. Comprarlo por lo que es y no por lo que dice que es.
Particularmente delicado es el vínculo del jurel chino y la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas, Junaeb. La entidad estatal recibe, al menos en parte, de estos jureles para alimentar diariamente a los niños de todo el país. O sea, “alimentar” entre varias comillas. Uno de los productos, por ejemplo, traía 18% menos de sodio, 51,4% menos de grasa y 13,2% menos proteína que el epipelágico chileno.
“Lo que estamos haciendo es defender un producto del mar que es orgullo chileno, pero además denunciando para que las familias sepan que allá afuera hay millones de productos falsificados que no corresponden al verdadero jurel”, explicó Cepeda. Revise las etiquetas, verifique dónde se procesa y podrá disfrutar de un alimento chileno, producido por chilenos y que nos hace bien.