En horas de la madrugada de este viernes 23 de mayo, un pudú fue hallado muerto en la Universidad de Concepción.
El espécimen, altamente vulnerable y que forma parte de nuestro patrimonio natural, yacía muerto junto al edificio de Anatomía. Los guardias de seguridad de la casa de estudios avisaron a Carabineros, que poco y nada pudo hacer y constatando el fallecimiento pasada la medianoche.
Según lo recabado por este sitio, y lo que se reportó en redes sociales, el pobre pudú cayó muerto víctima de un ataque de perros. El Servicio Agrícola y Ganadero, SAG, ya recogió el cuerpo y lo trasladó al hospital clínico veterinario de la Universidad San Sebastián, lugar autorizado para una necropsia.
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Lo difícil que es ser pudú hoy en día
La teoría, altamente probable por cierto, del ataque de perros no es para nada un caso nuevo. En junio del año pasado, este mismo medio informó la muerte de uno de estos pequeñitos en el Parque Nacional Nonguén, en el corazón del Gran Concepción. ¿Los asesinos? Los mismos que parecen ser ahora.
Según datos del Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre UdeC (CFRS-UdeC), entre 2023 y 2024 ingresaron 39 pudúes a su recinto. De ellos, casi la mitad (17 pudúes) entraron por ataques de perros y, tristemente, el 80% de los mismos no logra sobrevivir por la gravedad de sus heridas.
El hábitat de los pudúes está cada vez más amenazado. La intervención de los bosques donde viven expone fenómenos como la tala ilegal, incendios forestales y, sobre todo, atropellos por irresponsables que se creen Toretto y andan a toda velocidad.
Segundo, y atingente al caso, el ataque de animales domésticos semi-libres o asilvestrados. “La irresponsabilidad en el cuidad de una mascota posee un gran efecto negativo en la fauna silvestre, ya sea por ataques, transmisión de enfermedades o desplazamiento de la fauna local”, explicó la médico veterinaria y doctora en Ciencias Agropecuarias, Paula Aravena, en 2024 a la web de la facultad de Ciencias Veterinarias UdeC.
Los perros silvestres, y en general las especies invasoras de otros hábitats distintos a su origen, son una plaga. O si no pregunte en la bonita Tierra del Fuego, asolada por castores que roen hasta la aniquilación los milenarios ñirres, lengas y coihues magallánicos.